La naturaleza nos habla de manera sutil, encuentra formas de comunicarse más allá de las palabras, rayos de luz que muestran hacia dónde mirar, musgo que indica cuál es el camino, estrellas que guían nuestros pasos, ríos que dibujan senderos hacia el mar…
Cierra los ojos y escucha atento. Podemos oírla en el murmullo del agua, el sonido del viento, el canto de los pájaros… Podemos sentir su sed o enfado.
Nubes que advierten la tormenta, grietas en la nieve que incitan a regresar…
Tan solo hay que estar dispuesto a aprender su lenguaje, el lenguaje de la Tierra.